Aumentar el rendimiento de los cultivos.
En condiciones climáticas y de suelo favorables, aumentan entre un 6 y un 10%, y en áreas agrícolas de riesgo, entre un 20 y un 60%.
Reduzca las pérdidas de cultivos causadas por enfermedades, sequías, diferencias de temperatura y otros factores climáticos adversos.
Aumentar el rendimiento del cultivo.
Reduzca la maduración del cultivo en 3–7 días.
Promueva la formación de un poderoso sistema de raíces.
Reduce el estrés de la planta después del tratamiento con pesticidas.
Fortalece la inmunidad natural de las plantas a las infecciones fúngicas y bacterianas.
Aumentar la seguridad de los cultivos.